En lo que podría ser la peor filtración de documentos confidenciales en la historia del Vaticano, mañana se publicará en Italia un libro que contiene una serie de cartas confidenciales dirigidas al Papa Benedicto XVI y a su secretario personal, Georg Gaenswein.
Algunos de estos documentos llegaron directamente al fax del secretario del Pontífice, pero pasaron posteriormente a la secretaría de Estado, desde donde se habría producido la filtración.
En las misivas reservadas se tratan temas tan variados como el alto el fuego de ETA, las discusiones con Angela Merkel sobre la negación del Holocausto y los informes sobre los escándalos sexuales del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel. También hay misivas que abordan asuntos de la política italiana que van desde los escándalos de prostitución de menores en que aparece involucrado el ex Premier Silvio Berlusconi hasta la positiva colaboración con el Presidente de la República, Giorgio Napolitano.
El material aparece en el libro “Su Santidad, las cartas secretas de Benedicto XVI”, escrito por Gianluigi Nuzzi (autor de “Vaticano S.A.”), y un breve adelanto fue publicado hoy por el diario italiano “Il Corriere della Sera”.
Nuzzi tuvo acceso, posiblemente a través de funcionarios de la Secretaría de Estado, a más de un centenar de documentos, incluyendo algunos que llevan el sello “Reservado”.
El libro revela, incluso, el número de cuenta abierta por Benedicto XVI en el IOR, el Banco Vaticano, el 10 de octubre de 2007.
Esta nueva filtración, que generó conmoción hoy en Italia, se suma a la vivida en febrero pasado cuando el diario “Il Fatto Quotidiano” divulgó documentos internos vaticanos sobre un supuesto complot para acabar con el Papa a fines de 2012.
También la cadena de televisión “La 7” publicó unas cartas enviadas por el actual nuncio en EE.UU. y ex secretario general del gobierno de la Ciudad del Vaticano a Benedicto XVI, en las que denunciaba la “corrupción, prevaricación y mala gestión” en la administración vaticana.
Tras ello, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, denunció la existencia de una especie de WikiLeaks que, en su opinión, intenta desacreditar a la Iglesia. Y en marzo, Benedicto XVI nombró una comisión para esclarecer esas filtraciones.
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